Ayer me senté en la arena y me puse a pensar que cuando te detienes un segundo y detienes el tic tac del reloj, cuando dedicas un rato a la filosofía o la melosidad, o simplemente a la reflección de tus experiencias, puedes darle un enorme giro a tu vida y todo toma un color diferente. Ayer me senté en la arena, a probar el horizonte y toqué las nubes, vi el viento anaranjado y conversé con el mar...tan sabio y abstracto, tan inmenso que hasta un ciego lo ve, tan tranquilo y tan feroz, muchos lo conocen, pero ese mar que tanto oculta, pocos lo entienden. Y tú, ¿has hablado con el mar?.
si, muchas veces... el mar sin palabras habla con su rumor de mareas... le habla al corazon... corazon.
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