Ni hay vista atrás
Las rosas rojas suspendidas en el cielo
Saboreando el sufrimiento
Sólo una probada olor de mar
La sonrisa opacada con abismo

Un sonido altera el sentido
Los cadáveres de un placer o de un sólo respirar abundan en el suelo
Que ya no es nada más que silencio interrumpido por el desplazo incansable
El alba rota
Susurra un colibrí
Puedo entender y no dejo de sentir
Se rompe la armonía con cada uno de esos pasos
Mientras las rocas inmóviles pretenden abatir esos estruendos
Melodías sin soñar
El rocío ha dejado de avanzar
Se desplaza suavemente la onda de calor
Llevándose consigo el espejismo de la hormiga
Apreciar el infinito
Suenan voces que no hablan ni transmiten
Suenan gritos mudos llenos de sentir
Goza la flor mientras el hombre cansado de buscar no se da cuenta que lo ha encontrado en el deseo, en la ilusión.
Aquel que ya no sueña en realidades se ha despertado sin notarlo.
Llueve.
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