sábado, 1 de septiembre de 2012

He sentido un fuerte tirón en el pecho
¿qué es?
Escuché un par de pasos debajo
cuatro, seis.
Un diminuto desfallecimiento me mecía
y el vacío,
la ausencia.

Pudo haber sido, tal vez, una bruja.
Quizá un halo de luz y agua clara saliendo de la boca del cielo fue el motivo de su aparición.
No obstante me come la duda, tal vez fue un delfín asustado u ansioso por ver el final de su cola lo que hizo que la bruja apareciese, si.
Entonces cuestiono, ¿qué tal si fue el grito de alguna gaviota inconforme, hambrienta, con males de amores; la razón... la única razón de que el pobre delfín se asustara?
Después de ocho vueltas y un revés puedo notarlo... Ni pasos, ni bruja, ni halo, ni delfín, ni gaviota, ni cielo, ni susto, mucho menos arribo.
Fue hasta hoy, después de tres noches sin luna que pude notar que la única ausencia... era la mía.

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