Estuve dentro de tus sueños sumergida en otros sueños que soñaban con los míos, entonces no necesitaba oídos ni narices para respirar, no sé si respiraba… estaba perdida en tus sueños soñando con lobos. Lobos en sueños, ¡que absurdo! L o b o s soñando, ¡LOBOS! Lobos que sueñan con que ante el espejo son humanos, ¿deseos? Que sueños tan amargos.
El laberinto empieza desde algún rincón de mis entrañas, me sale por el ombligo y abraza mi torso cual culebrilla, reptando sobre mis isquiones va y se inyecta en mi columna vertebral, sube, en un momento me cubro de lluvia de luz y el enigma vestido me susurra al oído. ¿Susurra? El ruido danza y aumenta… me grita palabras que chillan, un chillido repugnante se introduce en mis pensamientos y no hay espacio vacío para el miedo.
Ahora sé, ¡ahora lo veo! no eres tú... no eres tú a quien veo; es la sombra del chiquillo que me ve desde su espejo. Ayer un espacio blanco estalló mi torso en sollozos, sollozos ajenos, chillidos repugnantes envueltos de un papel extraño de muy rara consistencia. Como una capsula de viento subió el ruido por mi tráquea con un insoportable vapor que hinchaba mis ojos, mi piel se desprendió casi por completo y mis huesos torcidos, enredados, maltrechos; me llevaron a un recuerdo. Tuve entonces la sensación de muerte que tanto me toca, dolores no tan fríos, casi bellos; al ver a esa serpiente reptar por mi lengua..::Después de cuatro vueltas abrí los ojos...