El amor que se fundió un buen día a la vista de la luna... cuando llegaba el amanecer. Cuando el cielo lloraba de alegría y el lenguaje de los árboles todo ser entendía... cuando los hijos del mar y del sol convivían en armonía. ¿A dónde se fueron esas promesas soltadas al aire? No tengo miedo de que algún día la fricción haga que me haga de ti de nuevo un nuevo comienzo, como las piedras que las olas moldean con ternura y delicadeza.
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